Aerosoles en el lugar de trabajo, vía de contagio del covid-19

Redacción. La vía aérea como fuente de contagio del covid-19 por los aerosoles presentes en el ambiente se ha descrito como la más importante para la transmisión de la enfermedad.

Por ello, Javier Aniés, consultor de prevención de Asepeyo, mutua colaboradora con la Seguridad Social, advierte de que la atención a los sistemas de ventilación en los espacios de trabajo es fundamental como forma de protección colectiva.

Los aerosoles son pequeñas partículas -sólidas o líquidas- de tamaño inferior a 100 micras que se quedan flotando en el aire por cierto tiempo, de minutos a horas, dependiendo de diferentes factores, que pueden ser inhaladas y, si contienen el coronavirus, producir el contagio. Las personas generan aerosoles de forma permanente, al respirar, hablar, toser, gritar o cantar.

Por tanto, Aniés recomienda evitar espacios interiores, con mucha gente, sin mascarillas y hablando alto, gritando o cantando, durante mucho tiempo y sin ventilación adecuada.

Así mismo, no deben obviarse medidas como mantener la distancia entre personas, de 1,5 metros -mejor si son 2-, el uso de mascarillas bien ajustadas a la cara y un buen lavado de manos.

Desde el punto de vista preventivo, para minimizar la posibilidad de contagio, el consultor de prevención de Asepeyo aconseja reducir la concentración de aerosoles, reducir el tiempo de posible exposición a estos y evitar la emisión de contaminantes.

El papel juega la ventilación para evitar el covid-19

La eliminación de estas partículas suspendidas en el aire, que pueden contener virus y que pueden ser introducidas por las personas que respiran en ese espacio, se va a realizar, fundamentalmente, por los sistemas de ventilación de los espacios interiores.

En general, se considera que permanecer en el exterior implica en gran medida eliminar el riesgo de contagio por esta vía.

Las funciones de un sistema de ventilación serían las de renovar el aire, filtrar partículas y acondicionar el aire, en términos de temperatura y humedad, a las necesidades de las personas o actividades que se desarrollan.

Por lo general, el aporte de aire en una sala se realiza de dos maneras: mediante un sistema centralizado por conductos que introducen el aire (sistemas de aire acondicionado) o mediante el intercambio directo con el exterior, a través de puertas, pasillos, ventanas, aberturas (ventilación natural), con impulsión por ventiladores o por corrientes de aire.

Criterios para una ventilación eficaz

Maximizar el aire limpio exterior que se introduce en un sitio cerrado

Se debe intentar introducir el máximo aire del exterior mediante los sistemas de ventilación, evitando las recirculaciones de aire o el reintroducir aire que pueda contener aerosoles.

Mantener las puertas y ventanas abiertas también es un mecanismo de ventilación a tener siempre en cuenta y, en ocasiones, es la única opción. En este caso, la cantidad de aire recirculada debe garantizarnos la calidad del mismo, sin elevar excesivamente el consumo energético del sistema.

Un valor de 50 m3/h por persona, que implica introducir en una hora ese volumen de aire, puede ser adecuado.

Valorar un riesgo elevado de contagio por medidas de concentración de CO2

Las personas exhalamos dióxido de carbono (CO2), y la concentración que puede haber de este gas es un parámetro fundamental para valorar si la renovación de aire y la ventilación del recinto es adecuada.

El hecho de que se mida un valor bajo de CO2 de forma continuada (< 800 ppm) indicará que la ventilación es correcta. Una deficiente ventilación implica elevar el valor de la concentración de CO2. En ese sentido, es de utilidad medir con frecuencia la concentración de CO2 para asegurar que el sistema de ventilación está funcionando de forma óptima.

Uso de filtros y purificadores para incorporar aire libre de partículas potencialmente peligrosas

En determinados espacios interiores, como pueden ser las aulas en las que se imparten clases presenciales, reuniones de trabajo, restauración, superficies comerciales... puede ser difícil disponer de los medios de ventilación adecuados para conseguir la renovación de aire deseable.

En estos casos, los sistemas purificadores de aire, basados en filtros que retienen las partículas, son complementarios y útiles.

La mayoría de estos equipos incorporan filtros tipo HEPA, que se considera que retienen las partículas potencialmente infecciosas de forma satisfactoria.

Otros filtros mecánicos también cumplen esta función, pero deben contar con un valor MERV (valor de informe de eficiencia mínimo) superior a 13 -parámetro que establece la capacidad de filtración del filtro-.

La limpieza, mantenimiento y recambio de los filtros será un aspecto a considerar para el correcto funcionamiento del sistema, pero no implica una complejidad asociada, y se debe realizar con las pautas establecidas de forma general o por los fabricantes.

Otras instalaciones con criterios específicos

En general, los servicios sanitarios (WC), cocinas y garajes cuentan con mecanismos de ventilación independientes del resto. Se debe asegurar que funcionan correctamente y minimizar el aire que pueda salir hacia las zonas de trabajo o de tránsito.

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