Redacción. Un incremento del salario mínimo interprofesional (SMI) del 5.3 %, hasta los 1.000 euros en catorce pagas (1.166,67 euros/mes) en 2022, con un aumento intermedio del 2 % (969 euros en 14 pagas, 1.130,50 euros/mes) tendría un impacto negativo sobre el empleo estimado de entre 60.000 y 130.000 puestos de trabajo desde su entrada en vigor hasta 2023, incluyendo tanto los empleos destruidos como los no creados como consecuencia del encarecimiento salarial.
Más de la mitad de esta destrucción de empleo podría concentrarse en los sectores de hostelería y comercio, los más dañados en la actual crisis del covid-19.
Así lo pone de relieve un estudio sobre el impacto laboral de una subida del SMI hasta los 1.000 euros en 2022, realizado por Randstad Research con la colaboración de Cepyme, según el cual, un aumento del 5,3 % del SMI para 2022 supondría un incremento acumulado de más del 52,6 % desde 2016.
Un incremento de esta cuantía incidiría de manera muy lesiva en sectores especialmente perjudicados por la actual crisis, como la hostelería y el comercio, que han destruido varios cientos de miles de empleos y tienen en riesgo decenas de miles adicionales -tanto por ERTE aún en vigor como fuera de ellos-, con especial incidencia en las pymes.
Además, las consecuencias de este incremento incidirán especialmente en los jóvenes y en los trabajadores con menor cualificación, para los que será más difícil encontrar empleo o conservar el que tienen.
El incremento del SMI del 2% para este año (969 euros en 14 pagas, 1.130,50 euros al mes) supondría una proporción superior al 65 % del salario medio en al menos nueve comunidades autónomas, superaría el 60 % en doce de las diecisiete comunidades y estaría por encima del 73 % en dos de ellas.