Redacción. Transformación tecnológica, energías renovables, eficiencia energética, finanzas verdes y sostenibilidad y orientación al cliente son las cinco especialidades más demandadas por las empresas energéticas en el marco de la transición energética actual, según un estudio elaborado por la Cátedra de Sostenibilidad Energética del IEB-Universitat de Barcelona.
El estudio, presentado en el marco de la jornada ‘Transición energética y oportunidades de empleo’, organizada por la Fundación Naturgy, sitúa a España como el segundo país europeo con más demanda de profesionales energéticos, después de Alemania, y seguido de Francia, Reino Unido e Italia.
Estos cinco países concentraban más de la mitad de los nuevos puestos de trabajo en tecnologías verdes en 2018.
El sector energético, que está viviendo una profunda transformación, tiene que hacer frente a procesos de descentralización de la generación, incorporación de nuevas tecnologías energéticas y digitalización.
“Estos cambios van a dar lugar a nuevos perfiles profesionales, como los gestores de demanda eléctrica producida por los nuevos agentes del mercado o nuevos profesionales con una base tecnológica fuerte y con capacidad de análisis de datos, que tendrán que convivir con trabajadores con perfiles medios, donde la especialización a través de la formación profesional tiene un amplio recorrido”, explica María Teresa Costa, directora del estudio.
Nuevos perfiles profesionales
El nuevo escenario tecnológico está impulsando nuevos perfiles profesionales, como técnicos de proyectos en energías renovables, especialistas en redes eléctricas en parques eólicos, especialistas en sistemas fotovoltaicos, ingenieros de diseño y expertos en contratos de suministro de energía.
Así mismo, el impulso al hidrógeno y la digitalización de las redes también está dando lugar a profesiones emergentes, como la de desarrollador de proyectos de hidrógeno verde, desarrollador de diseño de redes eléctricas inteligentes y especialista en integración de tecnologías de almacenamiento.
Así mismo, en el ámbito de la edificación y rehabilitación sostenible, se perfilan nuevas profesiones como instaladores de soluciones tecnológicas avanzadas, gestores de modelización de información para la edificación, especialistas en renovación profunda de edificios y auditores y gestores energéticos.
Actualización urgente de la formación
En un contexto de recuperación socioeconómica, descarbonización y digitalización de la economía, “la generación neta de empleos verdes debe ser el motor que permita reducir la desigualdad y la pobreza en España, un país que cuenta con altas tasas de desempleo”, sostiene Costa.
En este sentido, Costa recuerda que las medidas adoptadas por el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) llevan asociadas un aumento neto del empleo de entre 253.000 y 348.000 puestos al año durante el período 2021-2030.
Según el estudio, los expertos del sector sostienen que los estudios reglados actuales “no vienen con el conjunto de habilidades necesarias para hacer frente a la revolución que se está produciendo en el sector energético”, especialmente en lo referido a las energías renovables y la sostenibilidad ambiental.
Por ello, destacan la urgencia de actualizar contenidos, detectar carencias formativas y buscar nuevas herramientas para mantener el sector actualizado a través de acuerdos de cooperación con centros formativos y administraciones, además de promover en las titulaciones las llamadas soft skills.
Entre las principales carencias, los expertos entrevistados alertan sobre “la falta de competencias digitales, lingüísticas y de comunicación”, y destacan la baja presencia de la mujer en el sector energético, así como la necesidad de revertir esta situación, promoviendo su participación en carreras STEM desde edades tempranas.
Trabajadores más afectados por la transición energética
La transición hacia un modelo energético verde y sostenible constituye una oportunidad para la economía española pero todo proceso transformador conlleva a su vez unos riesgos.
Entre los colectivos más afectados, el informe identifica a los trabajadores con bajos niveles formativos y de competencias, los trabajadores de tecnologías obsoletas dentro de la Agenda Verde 2050 -por ejemplo, centrales térmicas de carbón o petróleo- y los trabajadores de la industria energética afectados por la deslocalización de procesos y con limitaciones para la movilidad geográfica.
El colectivo más vulnerable es el de las personas con un muy bajo nivel formativo, seguido de las personas con reducidas competencias numéricas o en áreas STEM.
“Y dentro del colectivo de vulnerables por sus reducidos niveles de competencias STEM, conviene prestar especial atención a la población activa de mayor edad y a las mujeres”, afirma María Teresa Costa.
Cooperación entre Administración, centros educativos y empresas
Por último, para que la transición energética sea también un éxito en el ámbito laboral, el estudio sostiene que las administraciones deben estrechar lazos entre los centros educativos y el mercado laboral, actualizando la oferta educativa, fomentar las soft skills en los estudios, avanzar en el desafío de la educación STEM y apostar por una formación profesional de calidad e innovadora, entre otras medidas.
Las empresas también deben mejorar el reciclaje de sus profesionales, fomentar la colaboración con administraciones y otras entidades relacionadas con el mercado laboral y la formación, reforzar la formación profesional dual y estimular una mayor participación de la mujer en el sector.