Redacción. Un total de 652 trabajadores perdieron la vida el año pasado en España, 506 durante su jornada y 146 al ir o regresar de su puesto de trabajo, según el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social.
El número de fallecidos registrados en 2018 se ha incrementado en 34 personas en comparación con 2017 y en casi 200 respecto a 2013, y es el dato más elevado desde 2011, cuando murieron 716 trabajadores.
Además, el total de accidentes laborales registrados en España se incrementó de 1,32 millones contabilizados en 2017 a 1,33 en 2018.
Ningún trabajo está exento de sufrir un accidente laboral, si bien, algunos están más expuestos a un mayor riesgo. Así, al igual que la Unión Europea ha fijado el objetivo de llegar a las cero víctimas en el ámbito de la seguridad vial para 2050, partiendo de un primer reto que es reducir al 50 % la cifra actual para el año 2020, algunas voces autorizadas inciden en que esta meta también debería trasladarse al ámbito del trabajo. Para esta hipotética meta, autoridades, empresarios, sindicatos y trabajadores deben remar en una misma dirección.
Los siniestros laborales mortales suponen un gran impacto económico y, sobre todo, social. Por ello, TÜV Rheinland, multinacional de servicios técnicos, de seguridad y certificación a nivel mundial, ha facilitado las claves para reducir la cifra de fallecidos implicando a los estamentos participantes en la producción laboral.
En primer lugar, todo trabajador debe conocer los riesgos asociados a su puesto de trabajo y las medidas preventivas fijadas por la empresa para evitarlos. Por este motivo, los profesionales deben prestar atención y la máxima concentración en todos los cursos de formación relacionados con aspectos de seguridad y salud laboral, por muy simples y de sentido común que parezcan.
A su vez, nadie está exento de conocer el protocolo de actuación en caso de emergencia, como, por ejemplo, tener localizados los extintores, las salidas de emergencia y reconocer a los miembros del equipo de primera intervención, así como saber comportarse en caso de incendio en el edificio. En referencia al lugar de trabajo, se aconseja mantenerlo en óptimas condiciones higiénicas y libre de objetos innecesarios, para evitar accidentes.
Así mismo, para prevenir el riesgo de lesión en el trabajo, es importante disponer de equipamientos como tapones para los oídos, orejeras, cascos, gafas de seguridad, guantes o una máscara de cara completa que cuenten con una garantía de seguridad emitida por una entidad independiente.
Si para realizar la tarea se necesitan también equipos de trabajo, aparte de que estos deben estar homologados, hay que seguir las instrucciones de uso y utilizarlos únicamente para las labores para las que fueron diseñados.
Por último, todos los elementos que tienen que ver con el trabajo, como, por ejemplo, los ascensores, extintores o equipos de aire acondicionado, deben estar correctamente mantenidos y certificados.
Anna Gil, directora del área Quality, Health, Safety & Environment (QHSE) de TÜV Rheinland, señala que “en aspectos de seguridad y salud laboral toda la cadena de mando tiene responsabilidades; el responsable debe garantizar las acciones preventivas y correctivas proporcionales a la actividad desarrollada y el empleado debe velar por cumplir las medidas establecidas”.
“Así, en caso de riesgo grave e inminente, entendido como aquel que resulte probable racionalmente que se materialice en un futuro inmediato y pueda suponer un daño grave para la salud de los trabajadores, el empleado tiene la obligación de interrumpir la actividad y advertir a su responsable”, añade.