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Redacción. En España hay en la actualidad 3.258 startups, lo que supone un incremento del 20 % respecto al año anterior, según datos de un informe realizado por Mobile World Capital Barcelona puestos de relieve por TBIOM ((Técnicas Biomédicas para la Salud), startup española, spin-off de FCTecnics, que se encuentra en pleno proceso de captación de fondos vía crowdfunding para el desarrollo de dispositivos médicos que mejoren la vida de las personas de una manera sostenible.

Para esta compañía, el incremento en el número de startups no sorprende, ya que se trata de empresas que representan una estímulo para la sociedad, el empleo y la competitividad en un entorno global en continua evolución y cambio, donde las grandes corporaciones tienden a optar por la deslocalización.

Sin embargo, los riesgos de lanzar una startup son más que reseñables, especialmente tratándose de introducir un nuevo modelo en un mercado volátil, donde los costes indirectos son muy altos.

Además, según Jaume Palou, socio director de TBIOM, existen otras cinco causas que explican por qué solo el 15 % de las startups consiguen salir adelante:

1. Escasez formativa. Desde la educación primaria hasta la superior no se han lanzado asignaturas específicas orientadas al emprendimiento, y menos aún se cultiva el espíritu emprendedor. “Posiblemente porque se trata de una estructura con mínima experiencia emprendedora en primera persona”, señala Palou.

2. Mínima inversión bancaria y de capital riesgo. La inversión bancaria y de capital riesgo ha establecido actualmente un parámetro que descarta la mayoría de las propuestas de startups antes de que generen facturación, y, por tanto, queda reducida a los casos en que los emprendedores disponen de propiedades suficientes para avalar el riesgo.

3. La burbuja de las app puras. Los bajos costes de desarrollo, la posibilidad de la creación del proyecto con una escueta plantilla y, sobre todo, la probabilidad de obtener altos beneficios en un corto periodo de tiempo, ha desembocado en la creación de una burbuja de las app puras, cuya persistencia en el tiempo es baja y no representa, por tanto, una idea real de proyecto emprendedor.

4. El atractivo de ‘lo fácil’. En general, el pequeño inversor que aporta dinero y mentoring de forma dinámica a la empresa en la fase inicial -Business Angel- se decanta por los proyectos más simples de dinero fácil.

5. Sobrecostes. Los subcontratistas de tipo técnico -programadores, diseñadores, etc.- sobrecargan sus facturas a las startups debido a la complejidad de la innovación y el riesgo tecnológico asociado.

Todas estas barreras provocan que los emprendedores dediquen el 60 % de su tiempo a la captación de fondos y a la gestión de costes, provocando, así, que la eficiencia de sus proyectos comience una vez que son conscientes de la situación y focalizan su acción, algo que, en ocasiones, nunca llega a suceder.

“En contrapartida a este panorama surgen las plataformas de crowdfunding, estructuras muy efectivas y solventes que permiten a los pequeños inversores domésticos participar con pequeñas cantidades, repartiendo el riesgo entre muchas personas. Además, este tipo de inversores tienden a decantarse por los proyectos basándose principalmente en el beneficio social que generan”, asegura Jaume Palou.

España está a años luz de países como Inglaterra o Estados Unidos en materia de crowdfunding. Palou señala dos causas: primero, por la escasa cultura al respecto, y segundo, debido a una legislación que establece un marco muy limitado y restrictivo respecto a otros países.

A pesar del notable crecimiento de las startups derivado de sus elementos más atractivos –baja madurez de los procesos internos, alta flexibilidad e implicación, etc.- queda patente que “todavía hay un gran camino por recorrer para desarrollar un mercado cuyo potencial es prácticamente infinito”, concluye Palou.

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