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Recientemente leí una noticia que me llamó la atención: los CEOs de 181 grandes empresas de Estados Unidos habían firmado un acuerdo, en el marco del grupo Business Roundtable, en el que compartían la visión común de centrarse en la mejora de la sociedad.

En el documento se comprometen con todos sus stakeholders, incluidos clientes, proveedores, empleados, comunidades donde operan y accionistas, defienden el libre mercado y afirman que los americanos se merecen una economía que permita a cada persona liderar su vida con sentido y dignidad.

En seguida me pregunté hasta dónde llegarían estos compromisos, pues, aunque en el documento solo se menciona la creación de valor a largo plazo para los accionistas, todos sabemos que lo que guía a las empresas en una economía de mercado, donde la competencia es altísima, es la obtención de beneficios a corto plazo.

Hace poco escribimos un artículo en nuestro blog de Humano Development sobre la esencia del liderazgo, en el que apuntamos la necesidad de cambiar la cultura de las organizaciones.

Nuestra sociedad está inmersa en un momento de grandes desafíos, tan diversos como el cambio climático, las incertidumbres políticas y regulatorias, los nuevos modelos de negocio y del trabajo… y esos desafíos solo pueden abordarse si hay un cambio real en la forma de liderar las empresas y la propia sociedad por parte de los directivos y de los políticos en el poder. Y para ello se necesita alcanzar grandes consensos que permitan realizar cambios legislativos de calado.

En Humano Development consideramos que el liderazgo tiene siempre tres niveles:

  1. Autoliderazgo
  2. Liderazgo de Personas
  3. Liderazgo Organizacional (o Institucional).

Para liderar personas hay que empezar por liderarse a sí mismo, y para liderar organizaciones es necesario saber liderar personas y crear una cultura de liderazgo. La clave está en identificar la cultura de liderazgo que necesitamos en estos momentos y, sobre todo, poder llevarla a la práctica.

Pero implantar una cultura que ponga el foco en los grandes retos que tenemos por delante no es nada fácil cuando los que nos dirigen tienen siempre presente otras prioridades: en el caso de las empresas, las demandas de resultados en el corto plazo por parte de los accionistas; y en el caso de los políticos, el mantener los votos de los ciudadanos en las próximas elecciones.

Pero lo que no se asume es que, si no afrontamos de verdad los retos a los que nos enfrentamos, el futuro es poco prometedor, por no ser pesimistas.

Para que ese cambio en la forma de liderar sea posible, es necesario un cambio de conciencia y empezar a dar pasos al frente con el suficiente coraje para encajar los numerosos obstáculos que, sin duda, se presentarán a lo largo del camino.

No conozco ningún cambio social que haya sido fácil. Pero hay una clara recompensa: propiciar un futuro sostenible para las generaciones venideras y facilitar un presente con mayor esperanza y sentido para las generaciones actuales, un presente en el que la cultura de las organizaciones ponga a la sociedad en su conjunto y a las personas que trabajan en ellas en primer lugar. Porque cuando se cuida de estas -sociedad y personas-, se cuida a los clientes, y estos son los que hacen perdurar a las empresas y las convierten en referentes de la sociedad.

Para que se dé un cambio de conciencia como el que hablamos, en Humano Development creemos que el autoconocimiento y la conexión con los valores fundamentales que tiene una persona siempre es el primer paso. Esto puede facilitarse, con toda seguridad, con la práctica del mindfulness y los procesos de coaching.

Espero que el acuerdo del Business Roundtable se transforme en acciones reales y sea acompañado por otras muchas iniciativas que propicien todos estos cambios.

Publio Vázquez

Publio Vázquez
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