Redacción. La edad media de los trabajadores españoles se sitúa en los 43 años, y en la Unión Europea un 16 % de los empleados superan los 55 años.
El lento relevo generacional provocará que, en un futuro muy cercano, si no ya, varias generaciones de profesionales, con inquietudes y formas de trabajar distintas, se tendrán que coordinar para sacar adelante proyectos.
Según la consultora Hays, las plantillas de las empresas serán cada vez más intergeneracionales, y las personas que las integran tendrán que ser capaces de afrontar esta diversidad con una mente abierta y ágil, y con la voluntad de probar cosas nuevas.
Reverse mentoring, una práctica nueva y barata
Una manera efectiva de empezar a trabajar de forma intergeneracional es la implementación del reverse mentoring. Hays señala que esta práctica es un fenómeno relativamente nuevo en el que se da la vuelta a la idea tradicional de mentorizar.
En este caso, son los trabajadores sénior los que son formados por los millennials y la Generación Z. El novedoso concepto refuerza la idea de estar constantemente aprendiendo, apostar por la diversidad y promover el desarrollo de habilidades.
Adoptar esta cultura fomenta un espacio donde todas las generaciones pueden aprender y compartir sus experiencias. Los millennials y la Generación Z tienen una mente adaptada a los ordenadores y a la tecnología. Es más, son capaces de aprender e implementarla para, más tarde, añadir la capacidad humana y así poder potenciar la creatividad. Esta práctica es relativamente fácil de efectuar y no requiere de un gran presupuesto.
La confianza, indispensable para prosperar
El factor más crucial de esta tendencia es que las dos partes se deben implicar en las sesiones de aprendizaje desde una relación basada en la confianza. Es decir, tanto las generaciones más jóvenes como las mayores deben poder expresar sus pensamientos y dudas de forma totalmente libre, así como asistir a las sesiones con la mente completamente abierta.
Este proceso, sin embargo, no solo beneficia al personal sénior, sino que también aporta a los jóvenes la oportunidad de poder trabajar codo con codo con un líder.
De este modo, las nuevas generaciones pueden desarrollar una actitud de liderazgo, adaptar sus habilidades comunicativas y aumentar su confianza.
Combinar los conocimientos de un júnior y de un sénior puede resultar innovador y beneficioso para la organización.